Viajes
Amanecimos sobre las 8 y media de la mañana y entre unas cosas y otras y depués de desayunar eran sobre las 9 y media cuando salíamos del hotel. Durante la mañana queríamos visitar las sinagogas del Barrio Judio. A la primera que llegamos fue a la sinagoga española. Ahí compramos los tickets para visitarla, pero tened en cuenta que no venden billetes individuales para una determinada sinagoga, tenéis que comprr un billete que os permite visitar: la Sinagoga Española, la Sinagoga Maisel, la Sinagoga Pinkas, la Sinagoga antigua y el antiguo cementerio, la Sinagoga Klaus y el Ceremonial Hall. Con este billete no podréis visitar la Sinagoga Staronova, hay que pagarlo aparte. Para que os hagais una idea de lo que cuesta visitar todo esto, para una familia de dos adultos y dos niños de hasta 15 años, el precio es de 1000 coronas. Casi 50 euros para los cuatro. Nosotros compramos la entrada para las sinagogas.
Era algo que desconocíamos y al final nos parecieron unas visitas muy interesantes. Las visitamos todas y de verdad que es una experiencia curiosa. Como curioso es el antiguo cementerio judío. Todas las tumbas amontonadas unas con otras, donde solo se ve una losa vertical que representa a cada uno de los enterrados, según oímos la losa vertical se encuentra a los pies del difunto todo lo contrario a nuestra tradición. Intentamos conocer un poco el por qué de este apelotonamiento de nichos. Según pudimos entender, los judíos se colocaron en un principio en una pequeña zona de Praga, la comunidad judía iba creciendo pero la extensión que ocupaban en Praga no crecía de igual forma. Momentos históricos como la plaga de peste que asoló Europa y Praga incluida, hizo que esta comunidad no tuviera sitio para enterrar a sus fallecidos en Praga y fueran dispuestos en una zona muy reducida. La comunidad seguía creciendo y la presión que tenía que soportar por parte de Praga hacía que el terreno ocupado era cada vez menor en proporción a su crecimiento. Esta es un poco la historia que oimos referente al cementerio judío.
Tras la visita del Barrio Judío nos dirigimos hacia el Castillo de Praga cruzando por Manesuv most, puente que se encuentra a lado del Rudolfinum y que está ala derecha del puente de Carlos. Caminamos por la calle Letenska en dirección al Castillo.
Entramos en el recinto y sacamos los tickets para su visita. Para una familia con dos hijos de hasta quince años, la entrada familiar cuesta 500 coronas, unos 25 euros. Con esta entrada podemos ver: el Antiguo Palacio Real, La Historia del Castillo de Praga, la Basílica de San Jorge, el Callejón de Oro, la Pinacoteca del castillo y la Torre de la Polvora del Castillo. En el interior del castillo también se encuentra la Catedral de San Vito, pero ésta es gratuita.
Lo primero que visitamos fue la Catedral, impresionante, hay que verla; en una ciudad donde predomina el barroco entusiasma ver el gótico de la catedral, una altura imposible de creer. Tras esta visita fuimos poco a poco recorriendo cada una de las visitas en el Castillo. Hacía un calor de justicia y terminada la visita decidimos ir a una terraza y tomar una cerveza fresquita. Bajamos de nuevo hacia Stare Mesto - la ciudad vieja - y buscamos un sitio para cenar.
Entre el calor y lo que habíamos caminado el cansancio se hacía evidente
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