Paisajes Braga es probablemente una de las ciudades más bonitas de todo Portugal, pero si no lo fuera valdría la pena visitarla por la maravilla que tiene en su afueras, uno de esos lugares impresionantes y hermosos que el viajero recuerda mucho después de haberlo visitado: el Bom Jesus do Monte.
Se trata de un santuario situado en lo alto de una colina desde la que se tienen unas espléndidas vistas de Braga, pero lo mejor es la bellísima escalera barroca por la que ascendemos hasta llegar a la explanada en la que se encuentra la iglesia en sí; una maravilla de muchos tramos con estatuas y fuentes de un granito viejo y como húmedo, en la que cada rellano es una agradable sorpresa.
Además, a distintas alturas vamos encontrando unas pequeñas cuevas en cuyo interior unas figuras representan escenas de la pasión de Cristo, no especialmente hermosas pero que le dan un tono y un sabor más local y cercano al conjunto.
La iglesia propiamente dicha no es especialmente monumental ni bella, sí es bonita en su exterior pero no demasiado en su interior. La verdad es que después del esfuerzo físico y la delicia artísticas de la escalera quizá uno espera algo un poco más llamativo, pero es que no es fácil estar a la altura del empinado espectáculo previo.
Otro ingrediente de la visita es un elevador pensado para evitar la fantástica escalera, cuyo uso sería imperdonable de no ser porque es el típico trenecillo de cremallera que también tiene su propio encanto. Además, fue el primero de este tipo que se puso en marcha en toda la península ibérica, allá por 1882.
Recomendación importante: vayan por la tarde, con la luz del sol dorando la escalera, es toda una experiencia.
Y además, Braga
Por si esto no fuese suficiente, a los piés del Bon Jesús está Braga, con su casco antiguo muy bien conservado y sus iglesias de espléndida fachada barroca, palacios, estrechas calles y recoletas plazas.
Y es que la parte vieja de la ciudad es uno de los núcleos urbanos mejor conservados de Portugal y quizá también uno de los más amables para el turista: calles peatonales o de escasísimo tráfico por las que es un placer pasear, buenas tiendas, agradables cafeterías y restaurantes…
En definitiva, una doble visita que no pueden perderse si están por el norte de Portugal. Por cierto, no dejen de ir al norte del país vecino, es un lugar espléndido para unas vacaciones.
PD.: Un último consejo: si van a Braga en verano aprovechen para cenar en alguna de las cafeterías que hay en la Avenida Central, que en realidad es una plaza ajardinada donde está el ayuntamiento y con unos soportales en los que estará en la gloria contemplando la impresionante fachada barroca de la Basílica dos Congregados.
MÁS: Vea mís fotos del Bom Jesus y Braga.
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